TAMARA RIAL Doctoranda
en actividad física, Salud y Deporte; Lcda Ciencias de la actividad
física y del Deporte, Coordinadora de Afitdomajo. Colegiada nº 13.756 ,
profesora de formación técnicas Wellness rialtamara@gmail.com
Introducción
El
Método Pilates ( MP) es un sistema de entrenamiento físico creado por
Joseph Pilates a principios del siglo XX ( 1880-1967 ) que combina su
filosofía personal con movimientos basados en gimnasia, artes
marciales, yoga y danza ( Levine et al., 2007). Con el MP se realiza un
trabajo postural en el que se combinan ejercicios de fuerza y de
flexibilidad. Su aplicación la podemos encontrar desde el ámbito del
rendimiento deportivo al de la rehabilitación (Pastor y Laín, 2008).
Para
su creador, el “equilibrio entre el cuerpo y la mente es la base para
obtener una perfecta forma física y mental” (Pilates, 1934). El sistema
completo que desarrolló se llama “Contrología”, es decir el arte del control de movimiento. Es un trabajo que comienza en el suelo desde el MAT (colchoneta),
sin ningún tipo de aparato y posteriormente se enriquece con
ejercicios hechos desde una serie de máquinas con muelles y poleas y
diversos aparatos que completan el sistema (Rodríguez, 2007). El
objetivo es conseguir un adecuado equilibrio muscular a través de sus
seis principios fundamentales: respiración, control, fluidez, centro,
concentración y precisión.
Pilates
en la actualidad se ha convertido en un híbrido. Como cualquier
sistema de educación física, es vulnerable a la interpretación y
variación que reflejan la experiencia de cada practicante (Úngaro,
2002). El método utiliza una combinación aproximada de activación de la
musculatura espinal local y la vía del control motor. Los músculos
son activados y los alumnos aprenden a conseguir una co-contracción de
la musculatura estabilizadora en una posición espinal neutral (Hides,
Richardson y Jull 1996; Maher et al. 2005; Richardson Richardson,
Jull, Hodges y Hides,. 2000).
Pilates
es inicialmente ejecutado de forma lenta, de una manera aislada y con
una específica forma de conducir el movimiento a través de la palabra,
y bajo un umbral tónico de contracción de la musculatura
estabilizadora como se enseña en los libros terapéuticos (Richardson
et al. 2000). A continuación, los ejercicios son progresados en una
superficie estable para integrar una carga incrementada, a través del
movimiento de piernas o brazos para gradualmente desafiar el control
(Sahrmann, 2002). El aumento de desafío para la musculatura
estabilizadora también implica a estabilizadores globales como el
oblicuo interno, las fibras del glúteo medio, etc. Para controlar la
carga extra y asegurar la columna. El MP ha ganado atención en la
última década como una modalidad para mejorar flexibilidad, fuerza y
control mental. Pero las bases científicas del método aún no están
asentadas (Bernardo, 2006).
Evidencias del MP
Tras
una revisión bibliográfica acerca de las evidencias encontradas sobre
el MP podemos llegar a varias conclusiones interesantes con respecto a
las mejoras tanto fisiológicas como psicológicas empleando
correctamente este método de entrenamiento sobre todo en el ámbito de
la corrección lumbar (Aurora et al., 2009; Valerie et al., 2006; García
y Pastor, 2008; Donozelli et al., 2006; Fonseca et al., 2009) y la
fuerza del complejo lumbo-pélvico (Inelia et al 2004; Emery et al.,
2009; Endelman y Critchley, 2008). En cuanto al resto de beneficios del
método se debe ser cauto con señalar esta efectividad en los
parámetros más recurridos como el de flexibilidad, estabilidad
lumbo-pélvica y actividad muscular puesto que como señala Bernardo
(2007) muy pocos estudios han sido publicados con evaluaciones y test
rigurosos y empíricos en cualquier tipo de población. El mismo autor
señala en una revisión bibliográfica del método de artículos publicados
entre 1990 y 2006 que de entre 227 artículos encontrados sólo 10 de
ellos eran estudios experimentales y sólo tres de ellos con población
adulta sana.
Varios
artículos citan las mejoras que tiene sobre el dolor lumbar, en los
cuales, el objetivo general es evaluar la influencia del dolor en
pacientes aquejados de lumbalgia antes y después de una intervención con
el MP. Rydeard Leger, y Smith (2006) con un mes de tratamiento en
Pilates máquinas y un seguimiento a los 3, 6 y 12 meses con pacientes
que sufren lumbalgia, concluye que el grupo que entrenó con Pilates
mejoraron las puntuaciones de habilidad y mejora de lumbalgia.
Como
afirman los autores Gladwell,; Head, Haggar y Beneke,(2006) el primer
estudio en evaluar un programa modificado de Pilates en individuos
activos con dolor crónico y no específico lumbar (N=49), divididos en
grupo Pilates (N= 25) y grupo control (N=24), implementando un programa
de seis semanas. Se ha evaluado a través de cuestionarios de calidad
de vida (Sf-12) de dolor lumbar (Owestry), pruebas de flexibilidad como el “sit and reach” y equilibrio (stroke stand test) concluyen evidencias en habilidades deportivas, flexibilidad y propiocepción.
En
este sentido Da Fonseca (2009) evaluó la influencia del dolor en
pacientes con lumbalgia con un grupo experimental pequeño (N= 9) que
realizaron 15 sesiones de MP con resultados alentadores. Por su parte
Donozelli et al. (2006) refieren una mejora y apreciación subjetiva del
dolor en lumbalgia crónica que tiene efectos paralelos a la percepción
de calidad de vida.
En
otra línea de conclusión Gagnon y Horvath, (2005) en un estudio
intergrupos (N=12) donde el primero seguía un protocolo Pilates y el
otro un protocolo tradicional de rehabilitación de dolor lumbar no
encontraron diferencias significativas entre los grupos.
Graves
et al. (2005) por su parte realizaron un estudio para probar la
eficacia de la técnica Pilates en 22 pacientes con lumbalgia
mecanopostural crónica. Midió el índice de discapacidad para dolor de
espalda (cuestionario Owestry), flexibilidad de columna y
miembros inferiores e índice de masa corporal, dividió a los pacientes
en dos grupos: Grupo Pilates (n = 15) que recibió entrenamiento por 12
semanas, dos veces a la semana durante una hora y un grupo control (n =
7) el cual continuó con sus actividades diarias normales. Los datos
finales indicaron que el grupo de Pilates mostró una mejoría
significativa en el índice de discapacidad para el dolor de espalda,
flexibilidad de columna lumbar y miembros inferiores. De manera similar a
éste Galindo y Espinoza (2009) valoraron una población de pacientes
con lumbalgia mecanopostural crónica con un número de 20 sesiones a
diferencia de las 24 de Graves et al. (2005).
La Touche,, Escalante y Linares
(2008) señala en su revisión bibliográfica sobre referencias de MP para
combatir el dolor lumbar que los resultados de los estudios más
relevantes demuestran efectos positivos pues se mejora la función
general y se reduce el dolor en pacientes aquejados. Sin embargo se
requiere de futuras evidencias para aplicar en la prescripción de los
ejercicios específicos en la línea rehabilitadora de lumbalgia no
específica.
Por lo
tanto encontramos una gran concordancia a la hora de llegar a las
conclusiones de dichos artículos, ya que, en todos, coinciden en que hay
una clara disminución del dolor y mejora de la postura tras
intervenir con éste método y también en pacientes con escoliosis
(Blum, 2002).
En
cuanto a la examinación de variables como la composición corporal,
además del citado estudio de Graves et al. (2005) y Sekendiz et al.
(2007) que no encontró diferencias apreciables en el IMC, hay estudios
como el de Segal et al. (2004) en el cual tampoco encontraron
diferencias en composición corporal tras un entrenamiento bimestral. En
esta línea Schroeder et al. (2002) no encontraron diferencias
significativas en la respuesta cardiorrespiratoria durante la ejecución
de las sesiones con ejercicios en Pilates máquinas. La variabilidad de
índices en la composición corporal así como la afectación a nivel
cardiorrespiratoria a la luz de las investigaciones deja entrever que la
técnica no resulta valiosa como programa con un objetivo claramente
cardiovascular.
El
equilibrio postural ha sido objeto de estudio también por la parte
del MP, con lo que se señalan como relevantes las aportaciones de
Johnson ,Larsen, Ozawa, Wilson y Kennedy (2007) que estudiaron en una
población adulta sana y activa dividida en grupo experimental (n=17) y
grupo control (n=17) los efectos en el equilibrio, refiriendo que el
método refuerza el equilibrio dinámico de los participantes.
Recientemente con una muestra mayor a la anterior (N= 57) Siquieira,,
Cader, Torres ,Oliveira y,Dantas. (2010) verificaron a través de la
balanza Tinetti las mejoras de equilibrio respecto al grupo
control mediante una práctica bimestral de Pilates. Precedentes como el
de Gladwell et al. (2006) mediante el test de equilibrio “strork stand test”, encuentran mejoras propioceptivas en apoyo unipodal.
Por la parte de uno de los principios proclamados por la técnica como el “Powerhouse”,
es decir, la estabilización del complejo lumbo-pélvico a través de la
activación del músculo transverso, encontramos varios estudios que
centran sus objetivos en indagar dicho principio. Por ello se cita
entre otros, la mejora de la fuerza abdominal y la postura superior de
la columna, así como la estabilización de la postural (Sekendik et al.,
2006) puesto que con el MP se activan los abdominales transversos y oblicuos mejorando la citada fuerza del centro (Endelman y Critchley, 2008).
Se
resalta el diseño cuasiexperimental de Herrington y Davies, (2005)
donde compararon Pilates con un entrenamiento abdominal tradicional en
mujeres adultas sanas (N= 36 mujeres media de 32 años de edad) y
desentrenadas en su habilidad para mantener la columna en posición
neutra y activar el músculo transverso abdominal. La muestra dividida en
grupo Pilates (N=12) intervino durante sesiones de 45´ minutos a lo
largo de seis meses. El grupo abdominales tradicionales (N=12) realizó
clases de 15´durante los mismos seis meses y finalmente el grupo
control (N=12) que no practicaba ninguno de los anteriores. Para medir
la contracción del transverso y la estabilidad lumbo-pélvico
utilizaron biofeedback de presión. El grupo Pilates resultó dónde
mayor número de mujeres consiguieron pasar el test por ello se entrevé
que el entrenamiento individual de Pilates es capaz de mantener una
posición lumbo-pélvica óptima y conseguir activación del transverso.
En un
diseño parecido Sekendiz et al. (2007) marcaron el objetivo del
estudio en examinar los efectos del MP en fuerza abdominal y lumbar,
resistencia abdominal y flexibilidad del tronco en mujeres adultas
sedentarias (21 mujeres grupo Pilates, 17 grupo control) completaron 15
sesiones, de tres veces por semana durante 5 semanas. El IMC y
Composición corporal (pre-post test) también fueron evaluados como
objetivos secundarios. Para evaluar la fuerza abdominal y lumbar, la
flexo-extensión del tronco fue obtenida con un dinamómetro “Biodex isocinética”. La resistencia muscular con un test de flexión de tronco y la flexibilidad mediante el test “sit and reach”. Concluyen que el efecto del MP fue positivo excepto en composición corporal.
Desde
un punto de vista funcional Pastor y Laín (2005) valoran y comparan la
capacidad de fuerza funcional en un diseño parejo a los anteriores con
tres grupos: practicantes habituales de MP, practicantes de fitness, y
sedentarios. La muestra completa comprendía 59 sujetos, 13,6% hombres
(n=8), y 85,4% mujeres (n=51) con una media de edad de 42.72 ± 9.56
años. Todos los voluntarios completaron la batería de test llamada “Functional Strength Capacity Battery”
y sólo se encontró diferencia significativa en el Grupo MP, el cual
obtuvo un nivel más alto en la prueba de sentadillas y resistencia de
espalda del test de fuerza funcional.
Cabe
una mención especial al único artículo de Galindo y Espinoza, (2009)
que utiliza en el diseño conjuntamente el MP y GAH al igual que el
presente, pero con el objetivo de valorar la fuerza muscular y
flexibilidad de columna lumbar en un grupo con lumbalgia mecanopostural.
La muestra de 30 pacientes entre 20 y 45 años de edad se dividen en
tres grupos: MP, GAH y programa tradicional. El análisis de las
variables dependientes se hizo a través de estudio electrofisiológico de
activación de la musculatura paravertebral y abdominal. Se observó
una mejoría en la flexibilidad de todos los grupos, con mayor
significancia en grupo Pilates e Hipopresivo. La fuerza muscular no
mostró cambios y el tiempo de activación electromiográfico mejoró en
ambos grupos (Pilates e Hipopresivo). Las autoras citan textualmente la
siguiente conclusión con respecto a los métodos: “(...) una
aplicación como una opción permanente se considera conveniente como
tratamiento para los pacientes con lumbagia mecanopostural crónica
(...)”
Segal
et al. (2004) además de evaluar la composición corporal antes
mencionada evaluó la flexibilidad en una población adulta sana. 31
mujeres y 1 hombre realizaron sesiones de MP, una vez por semana durante
seis meses. Se realizaron retests a los 2, 4 y 6 meses mediante la
prueba de flexión de tronco, “sit and reach” la misma que
emplea Bertolla et al. (2006) con un grupo de futbolistas obteniendo
ambos resultados positivos y que Sekendif et al. (2007) en un grupo de
mujeres adultas sanas y población con lumbalgia en Gladwell et al.
(2006). Se aprecia finalmente que la prueba “sit and reach” ha sido el método para medir la flexibilidad más extendida en la valoración.
Como
podemos observar, éste método es recomendado por profesionales de la
salud cómo mejora, o prevención del dolor lumbar, flexibilidad,
activación del centro y equilibrio.
-
Pilates en poblaciones deportistas
Se
debe destacar que las evidencias de mejoras posturales del MP se han
comprobado tanto en el ámbito rehabilitador con pacientes aquejados de
lumbalgias o sintomáticos, como con población adulta sana pero también
en la preparación/recuperación física de deportistas de élite o en
rendimiento deportivo. Por lo tanto es importante resaltar, que el MP no
sólo se puede emplear en salas de fitness, centros de fisioterapia,
sino que también, en la preparación física de diferentes deportes,
tanto individuales o colectivos como a continuación se ejemplifica.
Sewright
, Martens, Axtell, y Rinehardt. (2004) Comenta que el entrenamiento
de Pilates Mat se ha convertido en una herramienta muy popular para
los deportistas de élite. Puesto que se focaliza en la musculatura del
core y se supone ayuda a los atletas a mejorar las
habilidades deportivas por el énfasis en el transverso, oblicuo
interno y recto del abdomen.
Varios
estudios de casos control han demostrado beneficios particulares
utilizando MP con gimnastas de alto rendimiento (Hutchinson, Tremain,,
Christiansen, y Beitzel,.1998), bailarinas de ballet (Khan et al.
1995). Otro ejemplo de utilización del método Pilates en deportes con
implemento como el Tenis para readaptar las dismetrías lo encontramos
en Hornery (2005) que dice textualmente:
“Los
factores intrínsecos y extrínsecos afectan a la generación de
velocidad del golpe en el tenis de alto niveles. Intrínsecamente
podemos considerar la fuerza y la potencia muscular y los rangos de
movimiento muscular y de las articulaciones como clave para generar
velocidad de la cabeza de la raqueta. Estas características coinciden
con la filosofía de entrenamiento de Pilates”.
Un
ejemplo de la implementación de un programa Pilates en deporte grupal
se ejemplifica en el colectivo futbolístico (Bertolla et al. 2006). Se
demuestra cómo una intervención de Pilates durante un cierto período de
tiempo, puede llegar a mejorar y evitar lesiones en la parte
posterior del muslo y la flexibilidad en general del tren inferior.
Por su parte, Sewright et al., (2004) también para el ámbito de los
tenistas profesionales americanos explica que un entrenamiento basado
en MP al cabo de seis meses ha mejorado la velocidad y la resistencia
muscular pero sin una correlación estadísticamente significativa
entre ambas variables.
Deportes
de resistencia como el Ciclismo ha incorporado el MP a su programa
de preparación física en casos como el de Santana, Fernández y Merino
(2010) que estudió los efectos de la aplicación de un entrenamiento
basado en el MP sobre la fuerza flexibilidad, agilidad y equilibrio en
un ciclista profesional de “Mountain Bike”. Se concluyen
mejoras de la fuerza en todas sus manifestaciones (máxima, explosiva,
resistencia) de la agilidad y flexibilidad tras un protocolo corto de
un mes durante 3 días a la semana.