El Pink Ribbon Program
es un programa diseñado para la rehabilitación física y psicológica de
las pacientes operadas de cáncer de mama, a través de la técnica
Pilates.
Una
técnica beneficiosa para la recuperación de la mujer diagnosticada de
uno de los tumores femeninos más frecuentes, y en concreto para ayudar a
la recuperación física tras la cirugía, disminuyendo además el riesgo
del linfedema, una inflamación del brazo que puede mermar su
funcionalidad y que encuentra su origen en la extirpación de los
ganglios linfáticos que suele acompañar las cirugías para remover el
cáncer de mama.
Según
la AECC el cáncer de mama es uno de los tumores más frecuentes en
mujeres de a partir de 35 años. En España se diagnostican unos 22.000
casos al año, siendo aún así de las cifras más bajas en Europa y
especialmente comparadas con las de Estados Unidos.
Tras el
diagnóstico, comienza una batalla que se puede ganar. Una vez
superados los tratamientos, se hace necesario restaurar la movilidad y
funcionalidad plena, al tiempo que se trabaja en la recuperación
psicológica de la paciente. Estos son los objetivos del Pink Ribbon
Program, cuyo protocolo basado en Pilates aborda una serie de ejercicios
que re-introducen gradualmente la movilidad de la zona afectada,
coordinándola con la respiración. Los beneficios van desde la
rehabilitación funcional del brazos y hombro, la mejora del bienestar
físico y psicológico, el restablecimiento del equilibrio corporal, la
autonomía y la autoestima, la prevención del linfedema y, en resumen, un
impulso a la calidad de vida de las mujeres que han padecido cáncer de
mama.
En
España la realidad es similar, los pacientes oncológicos obtienen el
alta médica sin haber cumplido o sin tener acceso a un programa de
rehabilitación. Esa realidad me motivó a trabajar por la implantación
del programa en España. La proximidad a los pacientes oncológicos a
través de mis colaboraciones con el Grupo Español de Pacientes con
Cáncer, GEPAC, me permitió valorar los desajustes corporales tras las
cirugías, no sólo de extirpación, sino incluso de reconstrucción.
Los
estudios demuestran que los pacientes de cáncer de mama experimentan a
menudo morbilidad del hombro y dolor asociado a la pérdida de músculo.
Las cirugías de extirpación de tumores dañan sensiblemente la
musculatura pectoral y adyacente, y en ocasiones la necesidad de obtener
márgenes limpios incide en la pérdida de tejido mamario circundante y
músculo, ganglios axilares en la parte superior del pecho y la axila e
incluso hueso. Pacientes que estaban en plena forma antes del
diagnóstico, se encuentran de repente con limitaciones para abordar
tareas tan cotidianas como peinarse, llevar un bolso, abrocharse un
sujetador en la espalda, cargar la compra o conducir el coche. Son
tareas imposibles de abordar, bien por el dolor, bien por la propia
limitación del rango de movimiento asociado a la rigidez y pérdida de
músculo, o por el riesgo del Linfedema.
Estas
cirugías de extirpación suelen ser la parte más difícil de los
tratamientos, pero no la única. Los pacientes en muchos casos necesitan
una reconstrucción, y las actuales tendencias para trabajar con tejido
propio utilizan partes del cuerpo como el recto del abdomen, el dorsal
ancho, o los glúteos. Y todas estas movilizaciones repercuten en la
estabilización y la alineación del cuerpo, que luego deben ser
corregidas y compensadas mediante un programa de rehabilitación
específico.
Los ejercicios del Pink Ribbon Program
contemplan todos esos factores a la hora de establecer un protocolo de
trabajo. La técnica basada en Pilates es de vital importancia si
tomamos en cuenta necesidades como la estabilización escapular, el
desarrollo de la propiocepción del hombro, la disociación brazo/hombro,
la flexibilidad de los pectorales, la estabiliación lumbo-pélvica en
pacientes reconstruidas a partir del recto del abdomen, la liberación
del tejido cicatrizal entre otras.
La
prevención del Linfedema encuentra en Pilates un aliado único. Las
técnicas de respiración mejoran el bombeo de la linfa en el conducto
torácico y esto estimula el retorno de la linfa desde el lado izquierdo
del cuello, el brazo izquierdo, el tronco y las piernas.
Se han
publicado algunos estudios, lamentablemente aún son pocos, que han
abordado la incidencia de la rehabilitación a través del ejercicio
físico, específicamente del Pilates, en sobrevivientes de cáncer de
mama. Uno de ellos, publicado en el Diario Europeo de Medicina Física y
Rehabilitación en 2010, demostró que obtienen mejoras sustanciales en
la capacidad funcional y la flexibilidad, así como la fatiga, la
depresión y mejoran notablemente su calidad de vida, con respecto a los
pacientes que no lo hicieron. El estudio concluyó afirmando que "los
ejercicios de Pilates son una forma efectiva y segura para rehabilitar
las secuelas del cáncer de mama en la mujer”.
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